¿Cuándo hablará mi hijo?
- taniabellofono
- 24 jun 2024
- 3 Min. de lectura
Por: Tania Bello

Cuando nos convertimos en padres, estamos atentos a cada etapa del desarrollo de nuestros hijos desde el embarazo, saboreando cada fase o nueva adquisición, al tiempo que nos preocupamos cuando algunas cosas no parecen suceder como creemos que deberían.
Una de las preocupaciones frecuentes en el desarrollo infantil es la aparición del lenguaje oral, es decir, el comienzo del "habla", que se convierte en motivo de inquietud para los padres, que a menudo ven a su hijo corretear por la casa, tocarlo todo con ojitos curiosos, pero que, cuando quiere algo, no pronuncia palabra, sólo señala, y los padres, conociendo el deseo del niño, entienden y cumplen su petición.
Con el paso del tiempo, surge la preocupación: "¿No hablará?"
Este temor es natural, después de todo, el lenguaje es una adquisición fundamental en la vida humana, de importancia fundamental en las relaciones interpersonales, y su desarrollo está ligado al pensamiento: el habla es la expresión oral del lenguaje, una producción que está asociada a las funciones mentales.
El lenguaje es un proceso que los niños construyen mucho antes de pronunciar su primera palabra significativa. Antes de poder hablar, el niño dispone de un repertorio lingüístico, adquirido a través de las experiencias que ha tenido hasta entonces, que se modifica y amplía constantemente con sus vivencias.
Al pronunciar una palabra, como pelota, por ejemplo, el niño ya ha visto una pelota, ha jugado con ella, la ha palpado y manejado, ha escuchado el sonido de su golpe contra el suelo y, a menudo, ha oído la palabra pelota pronunciada por otra persona al mismo tiempo que el objeto pelota estaba presente. De este modo, el niño establece asociaciones hasta que emite la palabra.
Es importante señalar que, al principio, estos enunciados son diferentes del habla adulta en todos los niveles lingüísticos. Al principio, los enunciados constan de una sola palabra, normalmente un sustantivo, que encierra todo el significado del mensaje, como decir "peota" con la intención de pedir la pelota. Poco a poco, el niño incorpora palabras a su vocabulario y la estructura de sus frases también se amplía; por ejemplo, empieza a decir "Da peota" para hacer la petición. Este desarrollo continúa gradualmente, de modo que se incorporan palabras de otras clases gramaticales, como artículos, pronombres, preposiciones y conjunciones, que acercan cada vez más el enunciado al estándar de la lengua en la que el niño está inserto.
También en cuanto al sonido, el habla de los niños se desarrolla gradualmente. En general, los niños adquieren primero los sonidos más visibles para las personas, como la "p", la "b" y la "m", que se pronuncian con movimientos de los labios, y después adquieren sonidos menos visibles y que requieren movimientos más refinados de la lengua, como la "r" (de tren) y la "l" (de club).
Para que este desarrollo se produzca correctamente, es necesario proporcionar a los niños modelos lingüísticos que les estimulen adecuadamente, de modo que, escuchando estos modelos y comparándolos con su propio patrón, puedan llegar al patrón lingüístico. De este modo, los adultos deben resistir la tentación de hablar al niño imitando su patrón, lo que puede parecer muy tierno, pero que priva al niño de la comparación que le hará evolucionar en su desarrollo lingüístico.
Continúa en el próximo post con sugerencias para la estimulación del lenguaje. Síguenos aquí en el blog.
Comentarios